Se había hecho de noche. Había pasado el día completo con mamá y Kate y ni siquiera
lo había visto por la playa. Will aparte de quedar o dejar de hacerlo conmigo
tenía su vida, su familia supongo y necesitaba su tiempo. Pero concretamente
hoy no nos habíamos visto por motivo de su torneo de surf que tendría lugar en
apenas unos días y él tenía que prepararse y concentrarse poniendo en ello su
cuerpo y alma.
Como iba diciendo era de noche, y desde la noche anterior no lo había
visto. Estaba nerviosa, mucho. No habíamos hablado desde entonces y lo que pasó
bajo ese puente de promesas fue algo nuevo para mí. No me lo había quitado de
la cabeza y ahora lo tenía claro. Quería hablar del tema con él.
Lo estaba esperando en una tumbona cerca de la piscina, no podía seguir
esperando en mi habitación, los nervios me comían por dentro y bajé.
Miré al horizonte, al mar, ni eso me calmaba ya.
Inspiré y me dije a mi misma: Va Catri, ha sido algo natural, no le des
vueltas. No es para tanto. Will se reirá de que le saques un tema tan tonto. Él
lo habrá hecho miles de veces, así que cálmate.
No me sirvió de nada ya que mis nervios se dispararon al verlo aparecer.
Llevaba una camisa blanca y unas bermudas. Su piel bronceada se pronunciaba
mucho con el color de su ropa. Sabía sacarse partido. Iba pensando en sus
cosas, mirando al suelo, con las manos en los bolsillos.
Era guapo, guapísimo y por naturaleza y lógica debería de ser también
creído, debería.
Se sentó a esperar en una tumbona, una tan cercana a mí que me impresionó
que siguiera sin percatarse de mi presencia. Me limité a observarlo unos
instantes, lo miraba sonriendo, algo inevitable.
Se tumbó con las manos apoyadas en la cabeza, pensativo. Luego sonrió y rió
mostrando su perfección con cada gesto.
Me llevé los dedos índice y pulgar a la boca y silvé. Miró hacia mí. Sonrió
y empezó a acercarse. Me levanté y me coloqué el vestido.
Me cogió por la cintura, me levantó, giró conmigo en brazos y en medio de
un beso noté como sonreía.
La gente de la piscina miraba, pero no nos importaba. Sacó una flor blanca
de su bolsillo, intacta, en perfecto estado. Me la puso en el pelo con su gesto
más delicado y me acarició la cara dejando que apoyara mi mejilla en sus dedos.
Me pellizcó suavemente.
W- Te va a encantar el sitio de hoy- me dijo muy bajito.
Cat- ¿Otra sorpresa?
W- Se puede decir que sí, llevo unos días pensándola asique espero que te
guste de verdad.
Cat- No te pongo en duda. Sé que me gustará.
Subimos a su Vespa azul. Arrancó moderando la velocidad. Me agarré a su
cintura. Will jugaba con el manillar, acelerando y dejando de hacerlo para que
me aferrara a su espalda con más fuerza. Me paré a pensar de nuevo en el tema y
decidí quitármelo de la cabeza pues no era
un momento digno de estropear. Will tenía su sorpresa y yo dos meses
completos, 60 días y millones de momentos para hablar del tema. Hoy tocaba
dejarse llevar.
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